La DISLEXIA es un trastorno de aprendizaje que se caracteriza por una dificultad significativa en el aprendizaje de la lectura y de la escritura, en ausencia de alteraciones neurológicas y/o sensoriales que lo justifiquen, habiendo recibido previamente oportunidades escolares para su aprendizaje. Por tanto, es un trastorno de origen neurobiológico y crónico que puede tener distintos grados de afectación: ligera, moderada o severa.
Afecta principalmente al proceso lector y escritor, aunque también puede haber otras áreas alteradas en mayor o menor medida, como son la memoria de trabajo, la atención, la coordinación, la percepción y la orientación espacio-temporal.
Como consecuencia y en respuesta al contexto (escolar, familiar, social, etc.) puede aparecer una sintomatología a la que hay sin duda hay que atender: falta de confianza, baja autoestima, ansiedad, depresión, frustración, trastornos del sueño,trastornos del comportamiento, somatizaciones, etc.
Una persona con dislexia puede realizar una vida académica normalizada, siempre que se le adapten los recursos metodológicos y de acceso a la información. Así, los contenidos serán los mismos que el resto del alumnado, pero la forma de recibir la información y de realizar las evaluaciones serán adaptados a su dificultad.
La COMPRENSIÓN LECTORA es la capacidad de entender lo que se lee, tanto en referencia al significado de las palabras que forman un texto como con respecto a la comprensión global en un escrito.
Las personas que tienen dificultades en comprensión lectora, pueden leer con normalidad, pero no son capaces de extraer la idea principal o resumir el texto.
Hay varias teorías del origen de este tipo de dificultad: desde las que hablan de la motivación con la que se lee (y por lo tanto la atención que se presta), hasta las que hablan de limitaciones en la memoria a corto plazo (que dificultan el establecimiento de relaciones semánticas y sintácticas entre las palabras y las frases para generare la representación integrada y significativa de todo el texto). O las que hablan de falta de estrategias metacognitivas (los niños no conocen las estrategias que hay que aplicar en la comprensión lectora, no saben cuándo ni cómo ponerlas en marcha o no son conscientes de que no comprenden la información que están leyendo, por lo que no buscan estrategias que les ayude a la comprensión de dicha información.)
También son factores a tener en cuenta la escasez de vocabulario y conocimientos previos, la inseguridad en uno mismo y la baja autoestima.
Itziar Sainz-Pardo
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