La hiperactividad y la impulsividad son términos que suelen aparecer unidos, ya que en la mayoría de los casos, cuando un niño presenta hiperactividad, también suele presentar impulsividad.

La HIPERACTIVIDAD es un comportamiento que se caracteriza por una actividad motórica y mental excesiva y fuera de lo normal, en relación con la edad y  la situación determinada en que se encuentra el menor.

Los niños con hiperactividad están en movimiento constante, se levantan, merodean sin sentido, suelen hablar sin parar, son ruidosos y cuando están sentados, suelen dar golpecitos o canturrear.

Conforme los niños van creciendo el exceso de actividad motórica puede ir disminuyendo (depende del grado de afectación) pero a menudo siguen sintiéndose inquietos o nerviosos por dentro.

La IMPULSIVIDAD es la predisposición a reaccionar de forma inesperada, rápida, y desmedida, sin tener una reflexión previa ni tomar en cuenta las consecuencias que pueden provocar los propios actos.

Los niños impulsivos presentan dificultades para inhibir o modular sus respuestas, por lo que en ocasiones pueden emitir comentarios negativos, despectivos o fuera de tono.

Es común que ante las mismas situaciones, den respuestas similares, sin aprender de las consecuencias negativas de esa respuesta impulsiva. Es como si tropezasen en la misma piedra una y otra vez. Esto se debe a que los niños con este tipo de dificultades, carecen del lenguaje interno a través del cual los seres humanos regulamos nuestras conductas.

 

Itziar Sainz-Pardo